viernes, 1 de junio de 2012

Cambio de chip

Creo que ya lo he escrito en alguna ocasión anterior, pero lo que más me gustaría  después de la dieta es, además de adelgazar, acabar con el chip cambiado. Ese cambio de chip, que creo que poco a poco va haciéndose, es el que debería permitir que no recuperara el peso perdido. Espero conseguirlo, porque lo que no quiero es llegar a mi peso objetivo, y luego dejarme y volver al peso de partida, o casi alcanzar mi peso de partida. No estoy pensando en el "efecto rebote", porque pienso que no es tanto rebote sino dejadez personal y vuelta a los malos hábitos.

¿Malos hábitos? Pues sí. Comer lo que no toca. Comer cuando no toca. Pensar "por un día no pasa nada"... y sí que pasa. Porque ese día se convierte en dos, y luego en tres, y es un suma y sigue. Más malos hábitos: "hoy yo no me apetece cocinar. Ya comeré cualquier cosa". O "no pasa nada, luego iré al gimnasio". Y, evidentemente, el luego no llega, y menos el gimnasio. 

Hoy he hecho una cosa que, antes de empezar la dieta, era impensable en mí No es gran cosa, qué va... pero es un cambio respecto a lo que yo acostumbraba a hacer. 

Ayer no me apeteció prepararme nada para la comida de hoy (intento siempre prepararme la comida del día siguiente, así me la llevo al trabajo y cuando termino, sobre las 15.00 o 15.30, ficho y bajo al comedor del trabajo). Cuando no me preparo nada, me compro algo en la parada de legumbres y otras comidas del mercado (por ejemplo, otro día de esa semana: judías verdes y esqueixada de bacalao). Pero hoy no me apetecía volver a comer lo mismo o parecido.

Antes de la dieta lo que hubiera hecho es salir del trabajo a las 15.30, ir a pie hasta la estación de tren, y allí comprarme "algo". Ese algo no era nada sano, claro: bollería industrial sí o sí. Y como que ya era tarde, casi hora de merendar, pues ya estaba, comía y merendaba a la vez. "Una cosa compensa la otra". "Luego salgo a correr o voy al gimnasio". Autoengaño tras autoengaño. Me acostumbré a hacer eso. Y lo cierto es que empezé a ganar peso (más del que ya tenía acumulado). No comía tanto, porque no comía tanto. Pero comía mal. Y lo peor es que era consciente de ello. 

Hace unos meses, lo que hubiera hecho hoy habría sido eso: pillarme bollería y solucionado. Hoy no: me he ido a hacer un menú, sola, en un restaurante cerca del trabajo. Y he comido bien: ensalada variada y filete de lubina al horno. He pasado del postre y me he pedido un café con hielo. Antes hubiera preferido comprarme una porquería cualquiera a pedirme un menú, sola. Y tampoco ha sido tan horrible. De hecho, no ha sido nada horrible en absoluto. Tonterías absurdas y prejuicios que tiene una y que no van a parar a ningún sitio...

Después de comer, cuando ya estaba en la estación, me he acercado al quiosco. De vez en cuando me compro alguna revista de cotilleos, o de trapitos, o de recetas... que están a la derecha de la caja. El quiosquero, cuando me ha visto mirando, me ha preguntado: "¿te ayudo?". Y yo: "sí. Tienes el "Sportlife"? Y él: "ostras, las revistas serias están al lado izquierdo de la caja. Aquí, a la derecha, sólo hay las de chorradas". Pues vale... por primera vez en mi vida me he comprado una revista "seria"... de DEPORTE. Y pienso pedir al gimnasio que me hagan una rutina nueva, que me guste y que me motive.

Finalmente, la tercera cosa que me ha hecho sentir bien hoy ha sido: CAMBIO DE LOOK. Aprovechando que tengo los rasgos del rostro mucho más finos (vaya, que ya no tengo la cara de pan de kilo que tenía), me he cortado el pelo. MUCHO.  Y me encanta... 

De hecho, hoy no ha habido nada que me haya hecho sentir mal conmigo misma... Los cabreos del trabajo, son de trabajo, y allí se quedan. Así que no cuentan... :)

Y mañana a primera hora volveré a salir a correr por el parque... después de más de tres meses de no hacerlo. A ver cuánto rato aguanto...

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